Mientras más estudio a los cuatro elementos, más me apasionan.
En mis investigaciones, una de las primeras cosas que me ha llamado la atención, es que, en el mundo, muchas tradiciones filosóficas, religiosas y mitológicas incluyen a los cuatro elementos como sus componentes centrales.
En este artículo encontrarás las distintas tradiciones que han tomado a los cuatro elementos como sus pilares fundamentales, y también te explico por qué a veces se habla del quinto elemento.
La energía primaria
La mayoría de las tradiciones espirituales en distintas partes del mundo hablan de una energía primaria o básica que luego se manifiesta como corrientes energéticas reducidas, que son los cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego).
Para explicarlo en términos sencillos, los elementos sería las pilas, y esta energía primaria sería la electricidad circulando dentro de ellas.
A esta energía primaria se le ha llamado de distintas maneras: éter, energía vital, ki, chi, espíritu, entre otras. Lo interesante es que las características esenciales de esta energía han sido idénticas para todas las culturas. Lo que ha variado fueron los nombres que se le han dado a esa energía primaria y en algunos casos, a los elementos mismos.
Los elementos en distintas tradiciones
En el Tibet, se construían enormes estructuras llamadas "stupas" como símbolos gigantescos de la estructura de la creación. La base del stupa era un gran cubo (que representaba a la tierra), sobre el que descansaba una esfera (el agua), y en la parte superior de esa esfera había una estructura espiraloide (el fuego). Luego, en la cúspide misma había una media luna (el aire), en la que descansaba una esfera pequeña (el "éter", vocablo que los tibetanos aplicaban a la fuerza primordial de la que fluyen las demás). El stupa representaba la base de la cosmología tibetana, y, en consecuencia, a los elementos se los consideraba como las energías fundamentales del cosmos.
Una idea similar sobre los elementos se encuentra en las sagradas escrituras de la India (como el Bbagavad Gita), y también en la base filosófica de la Medicina Ayurvédica india. Para la filosofía y la acupuntura chinas los elementos son conceptos fundamentales: "Los cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal, agua, abarcan todos los fenómenos de la naturaleza. Es un simbolismo que igualmente se aplica al hombre" (Su Wen). Estos cinco elementos se correlacionan con los cuatro que se usan comúnmente en el mundo occidental, con el agregado del éter. La tradición occidental no menciona habitualmente el quinto elemento, puesto que, como mencionaba anteriormente, en realidad es distinto de los otros y, de hecho, el origen de los otros cuatro.
La antigua filosofía griega se basaba también en la doctrina de los elementos, que se equiparaban con las cuatro facultades del hombre: moral (fuego), estética y alma (agua), intelectual (aire), y física (tierra). Esta filosofía establecía una diferenciación entre dos expresiones de la energía: apoloniana (fuego y aire, que activa y conscientemente forman la vida) y dionisiana (agua y tierra, que representan las fuerzas que se manifiestan más inconsciente e instintivamente). Esta diferenciación se asemeja mucho a la del yin (elementos agua y tierra) y yan (aire y fuego) que establece la filosofía china.
La Europa medieval y del renacimiento importó la idea de los elementos principalmente de los escritos de Galeno y los correlacionó con los cuatro "humores" que, a su vez, dieron origen a los cuatro temperamentos humanos específicos. Estos se hallan en todos los primitivos escritos medievales de medicina de Europa, lo mismo que en las obras de Shakespeare y otros autores.
En el Japón, encontramos muchos ejemplos de la importancia que se daba a los elementos. Por ejemplo, en un tratado budista zen sobre Bodhidharma, escrito en el año 1004 d. C., nuestros cuatro elementos tradicionales son representados por las cuatro cualidades que constituyen la creación: luz (fuego), levedad (aire), fluidez (agua) y solidez (tierra).
Los elementos forman parte también de la mitología de muchas culturas. Por ejemplo, en el antiguo Sumer, donde la religión abarca todos los aspectos y actividades de la vida, las deidades más importantes se corresponden con los elementos: Anu, los cielos (aire); Enlil, la tormenta (fuego); Ninhursaga, la tierra; y Enki, las aguas.
Los cuatro elementos son también las energías básicas de la astrología. De acuerdo a esta, cada uno de los cuatro elementos se manifiesta en tres modalidades vibracionales: cardinal, fija y mutable. Entonces, cuando combinamos los cuatro elementos con las tres modalidades, obtenemos doce pautas primarias de energía, a las que conocemos como los doce signos zodiacales. Los elementos son entonces las bases, los bloques constructores de la astrología.
Los cuatro elementos representan también una parte importante de la cosmovisión wicca. En ella, los cuatro elementos son invocados en los círculos que se utilizan para sus rituales así como en sus altares. En los círculos, los elementos se ubican haciendo referencia a los cuatro puntos cardinales que les corresponden (agua, Norte; Aire, Este; fuego, Sur y Tierra, Oeste). En esta tradición también hay un quinto elemento, que es el espíritu, que se corresponde a la energía primaria de la que hablaba al principio. Estos 5 elementos se simbolizan en el pentagrama en forma de estrella que normalmente asociamos a la wicca.
¿Quieres trabajar en ti misma utilizando el poder de los elementos? A continuación te dejo cuatro ejercicios para equilibrar en ti la energía de cada uno de ellos y reconectar con tu bienestar:
☁️ Elemento Aire - Libertad, expresión, expansión
💧 Elemento Agua - Fluidez, sabiduría interior, conexión emocional
⛰️ Elemento Tierra - Estabilidad, seguridad, solidez
🔥 Elemento Fuego - Fuerza de voluntad, coraje, transmutación
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