Para responder a esta pregunta tendremos que ir un poco más atrás y preguntarnos ¿qué es el posparto?
Porque veremos que las definiciones de posparto pueden variar, y entonces la duración del posparto variará también.
Me parece importante que las mujeres conozcamos más acerca del posparto, tanto mujeres embarazadas como mujeres que ya han sido madres. Y es que del posparto casi no se habla, y cuando se habla, se tiende a simplificar demasiado. En realidad, el posparto es algo muy complejo, que tiene varias caras, y en eso voy a profundizar en este artículo.
Como mujeres, conocer mejor el posparto nos ayudará a saber qué esperar cuando llegue, y si ya lo estamos viviendo, a comprender por qué nos sentimos como nos sentimos.
La definición tradicional y sus limitaciones
En la definición tradicional, la definición médica, el posparto es el período comprendido desde el parto hasta que el organismo de la madre vuelve a su estado anterior, y esto duraría alrededor de 40 días o 6 semanas (la famosa “cuarentena”).
Esta definición es una primera aproximación, pero muy incompleta, y en un sentido errónea. Hoy sabemos que el organismo tarda más tiempo en volver a su estado anterior, y en algunos aspectos quizás no vuelva nunca a un estado anterior. Y además estamos hablando de “organismo” solamente y dejamos afuera todo lo demás: el aspecto emocional, el aspecto espiritual y el aspecto social.
Pero es importante tener esta definición en mente, porque cuando muchos profesionales de salud hablan de “posparto”, van a estar hablando de esta famosa “cuarentena”, donde sí que es verdad que hay una cierta vuelta a un estado anterior, aunque no al 100% ni mucho menos.
¿Cómo definimos al posparto desde la psicología perinatal?
Y aún más, ¿cuál sería una definición más completa, más jugosa, más útil para nosotras como mujeres, para comenzar a entender el posparto como experiencia subjetiva? Y aquí voy a tomar la definición de Esther Ramirez Matos, psicóloga perinatal especializada en posparto. Ella dice que el puerperio es “El viaje trascendental que la madre vivencia desde el momento en el que pare a su cría, hasta que ésta sale de su esfera emocional para comenzar una andadura propia y progresivamente más autónoma” (Ramirez Matos, 2022).
Aquí sí, tenemos algo mucho más rico. Primero que nada, hablamos de un viaje trascendental, no de una cuestión meramente física.
En segundo lugar, tocamos dos aspectos muy importantes del posparto: el aspecto emocional y la relación con el bebé.
¿Cómo podemos entender esto de la “esfera emocional”?
Quiere decir que cuando nuestro bebé está en nuestro útero, y después cuando nace, forma parte de nuestra esfera emocional, es decir, vive flotando, sumergido, en nuestras emociones, en nuestras vivencias y nosotras vivimos flotando y sumergidas en sus emociones, en sus vivencias y en sus necesidades. Madre y bebé comparten la esfera emocional.
Esto me parece muy importante. No es una teoría vacía que sólo satisface a los académicos, sino que nos habla de cómo nos podemos sentir las madres en el posparto.
Si te has interesado un poco en estos temas, quizás habrás escuchado que el bebé no se diferencia de su madre (o de su entorno), no sabe dónde empieza él y donde termina mamá. No sabe en realidad que hay dos personas distintas, y quizás habrás escuchado que esta diferenciación empieza tímidamente alrededor del octavo mes, donde aparece la famosa “angustia del octavo mes o angustia de separación”, porque el bebé se empezaría a dar cuenta de esta separación. Hay mamá y hay no mamá, y a veces estoy con mamá y a veces no, y cuando no estoy con mamá no me gusta.
Menciono esto porque es bastante conocido, pero en realidad esa fusión emocional, esa vivencia de que somos uno, es bastante larga, más larga que ocho meses. Y además, es una fusión de los dos, es decir que el bebé vive lo que vive la mamá y la mamá vive lo que vive el bebé.
Aquí te voy a dar un ejemplo personal. Las primeras salidas que hice con mi bebé, me pasaba que me empezaba a sentir cansada y quería volver a mi casa. Era difícil de explicar con palabras, me sentía incómoda, necesitaba meterme en la cueva. Con el tiempo, me di cuenta de que estaba sintiéndome como se sentía mi bebé. Me venían bien salidas cortas, a lugares tranquilos, sin mucho ruido, sin mucha gente. Esto es otro ejemplo de esa fusión, y de cómo se puede vivir el posparto.
Cuando a una mamá le decimos que con su bebé de tres o cuatro meses, tiene que volver al trabajo remunerado, al trabajo fuera de casa, lo que muchas mujeres cuentan (y fue mi experiencia personal también) es sentirse “tironeadas”, sentir un nudo en el estómago. Todas lo describen como una sensación muy visceral, una vez más, difícil de explicar con palabras. No alcanza el consuelo de que el bebé estará bien y que se queda con alguien de confianza, porque estamos hablando de sensaciones y no de algo racional. Yo lo describiría como un cordón umbilical emocional, y cuando forzamos a las madres a alejarse de sus bebés (sin que ellas realmente lo deseen) estamos tirando de ese cordón umbilical emocional. Es una sensación muy fuerte y muy corporal.
Pero entonces, ¿cuánto dura el posparto?
Ahora que conocemos toda esta información, podemos volver a preguntarnos ¿cuánto dura el posparto? es decir, ¿cuándo sale mi bebé de mi esfera emocional? ¿Cuándo salgo yo de su esfera emocional? No hay una respuesta precisa porque es muy personal, depende de muchas variables externas también, pero seguro, juraría que no es ni en cuarenta días ni en cuatro meses.
Para mí, de acuerdo a mi experiencia personal y a lo que he estudiado en diversos autores, esa separación paulatina se empieza a sentir con mayor fuerza alrededor del año y medio o dos años. En mi opinión, este período se puede extender mientras más tiempo pasemos con nuestro bebé. Esto no es algo negativo, no es que el bebé sea “mamero”, tenga "mamitis", que lo estemos malacostumbrando o haciendo dependiente. Pero quizás si nuestro bebé pasa desde pequeño mucho tiempo con otro cuidador (su padre, una abuela, una niñera, etc.) eso se viva distinto. Y esto es lo que normalmente sucede cuando nos reincorporamos al trabajo remunerado fuera de casa. Y es que, si un único cuidador pasa mucho tiempo con el bebé, también empiezan a compartir la esfera emocional.
Para finalizar
Me gustaría resaltar tres puntos clave para las madres que estén leyendo esto:
1) La duración del posparto y la forma en la que lo vivimos es muy personal. Nadie te puede decir que “ya es tiempo”, “que estás exagerando”, “que ya está grande”, “que lo estás sobreprotegiendo”. Nadie. Esa relación sólo tú y tu bebé la conocen. No debería existir ninguna presión para separarlos, si eso no es lo que ustedes desean.
2) El posparto puede ser largo. Y digo largo, más largo de lo que la sociedad espera, más largo que la baja/licencia por maternidad de los países de habla hispana, más largo que lo que piensa tu suegra.
3) Yo creo que esa fusión emocional es nuestro superpoder. Es lo que nos permite poder comprender qué les pasa a nuestros bebés y poder responder a eso. Es lo que hace que las madres podamos decir “no sé qué le pasa, pero algo le pasa”, algo no está como siempre. Y es por eso que muchas veces la separación se empieza a dar cuando el bebé o el niño puede empezar a expresarse a través del lenguaje, y entonces ya no necesita tanto de alguien que esté fusionado a él para saber lo que necesita.
Espero que estos tres puntos pongan pañitos fríos en muchos dolores que sentimos en el posparto, porque duele ese tironero del cordón umbilical emocional, duelen los comentarios de “déjamelo que no pasa nada, qué exagerada”, duele que te digan que es demasiado mamero, que lo estás haciendo dependiente. Finalmente duele sentir que le estamos haciendo daño a nuestro bebé por no “fomentar” su independencia.
En este punto, quiero aclarar también que sí, los bebés son profundamente dependientes, no es que nosotras los hagamos dependientes. En realidad, todas las personas somos dependientes, esa supuesta independencia de los adultos es una ilusión. Pero da para otro artículo. Volvamos a los bebés. Los bebés humanos nacen totalmente dependientes, no podrían sobrevivir sin otro humano adulto que se ocupe de ellos con amor y dedicación. Es justamente la relación con su madre (o a falta de ella, otro cuidador muy cercano) la que le irá permitiendo una cierta autonomía. Y esa autonomía se logra desde la confianza de que habrá alguien ahí para sostenerlo.
Este es un tema largo, complejo. Yo he tratado de resumirlo y he tratado también de no herir ninguna sensibilidad. He compartido algunos ejemplos, pero no es mi idea decir aquí cómo se deben hacer las cosas, ya que como he dicho antes, cómo cada mujer vivirá esta etapa es muy personal.
De corazón espero que esta nueva visión sobre tu posparto y tu relación con tu bebé te ayuden a comprenderte mejor y a hacer un poco más liviana esa mochila que cargamos las madres.